Prioridades clave para EE.UU. en la renegociación del TLCAN

 

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Entre visiones opuestas y disparidad de intereses nacionales, el miércoles 16 de agosto se dio inicio la primera ronda de renegociaciones del Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN), en Washington D.C.

El banderazo de salida fue una conferencia de prensa a cargo del representante comercial de la Casa Blanca, Robert Lighthizer, el secretario de Economía, Ildefonso Guajardo, y la canciller canadiense Chrystia Freeland.

Lighthizer arrancó con la queja de Estados Unidos sobre el déficit comercial de México. “Tenemos que garantizar que el alto déficit no continúe”, dijo el representante de Comercio de Estados Unidos. Su país sitúa la reducción del déficit comercial como prioridad de la renegociación del tratado trilateral.

El gobierno de Trump y otros críticos del TLCAN afirman que el tratado estimuló a muchas empresas a cambiar su manufactura a una modalidad nearshoring, moviendo sus operaciones a México para aprovechar que los salarios son más bajos en este país.

El gobierno de Trump ha culpado al TLCAN del déficit comercial con México, calculado en unos 60 mil millones de dólares, que con la nueva cara del acuerdo quiere bajar a 11 mil millones de dólares.

De acuerdo con cifras del gobierno de Estados Unidos, más de 700 mil estadounidenses perdieron su empleo debido a la forma en que el tratado recanalizó el comercio.

A estas cifras se debe, explicó Lighthizer, el hecho de que el presidente Trump no esté interesado en cambios menores en algunas cláusulas ni en la actualización de unos cuantos capítulos. “Estamos convencidos de que el TLCAN le ha fallado a muchos estadounidenses, por lo que haremos reparaciones de gran calado”.

El funcionario dijo que desea modificar el pacto de forma que los productos que se mueven sin aranceles en la zona del TLCAN tengan más componentes fabricados dentro del bloque comercial, y específicamente dentro de Estados Unidos.

De acuerdo con Lighthizer, antes del acuerdo, “el intercambio comercial entre EE.UU. y México era igual, pero el año pasado el déficit comercial fue de 57 mil millones de dólares. Tenemos que decir lo mismo de la industria automotriz; muchos trabajadores perdieron su empleo por cláusulas del tratado”. Tan sólo en la última década, los números negativos en la balanza comercial internacional de Estados Unidos, nada más en el área de bienes, equivalen a 365 mil millones de dólares.

En las renegociaciones del TLCAN, la Representación Especial de Comercio de la Casa Blanca (USTR, por sus siglas en inglés) pretende obligar a que el gobierno mexicano compre más productos estadounidenses como alternativa para reducir el déficit comercial.

“Las reglas de origen, particularmente en automóviles y refacciones, tendrán que requerir un contenido mayor de producción y manufactura norteamericana y un contenido substancial de Estados Unidos”, ha indicado Robert Lighthizer como otras de las condiciones de Trump en las renegociaciones.

Es por esto que en esta renegociación, se busca seguir de cerca las siguientes prioridades: fortalecer la competitividad de América del Norte, avanzar hacia un comercio regional más inclusivo y responsable, aprovechar las ventajas de la economía del siglo XXI para impulsar la innovación y promover la certeza para el comercio y las inversiones.

Dentro de los intereses de los EE.UU. Lighthizer compartió que los tres países deben modernizar o crear disposiciones que protejan el comercio digital, de servicios, electrónico y en general; asimismo, deben actualizar los procedimientos aduaneros, la propiedad intelectual, así como mejorar las disposiciones sobre energía. También se deben mejorar las normas de transparencia y promover el comercio agrícola basado en la ciencia.

Se espera que la atención que reciban estas áreas de oportunidades responda a cambios e innovaciones tecnológicas a largo plazo, puesto que en los EE.UU. ven esto como una parte importante del proceso de negociación. EE.UU. también presta mucho interés a que se cambien las reglas de origen; como ejemplo del impacto que éstas tienen a raíz del tratado, actualmente, de acuerdo al TLCAN, las empresas deben cumplir con el requerimiento de contenido norteamericano de 62.5% en autos y de 60% en los componentes.

Sin embargo, Stephen Orava, socio y director de la firma especializada en derecho comercial King & Spalding, ha aseverado que modificar las “reglas de origen” con el fin de promover productos de fabricación estadounidense, podría ser “complicado” y podría alterar las intrincadas cadenas de suministro que los fabricantes han construido a través de las fronteras de Norteamérica. Es por esto que, tanto negociadores de México como de Canadá ven el cambio del TLCAN como una operación delicada y que debe pender de varias variantes y consecuencias.

En esencia, y frente al respaldo de las declaraciones en ofensiva del presidente Trump en relación al TLCAN, las renegociaciones que se llevan a cabo entre las tres naciones se han divido en ofensivas y defensivas. Sobra decir que la postura de EE.UU. es firme.

En este sentido, Estados Unidos quiere eliminar el Capítulo 19 del TLCAN original, que se refiere genéricamente a la revisión de las decisiones sobre prácticas desleales de comercio (dumping y subsidios) y en él se prevén dos tribunales arbitrales ad-hoc y dos comités. Los paneles se integran por individuos de los países involucrados en la controversia, de ahí que sean binacionales y no trinacionales.

El capítulo permite a un exportador llevar a un tribunal arbitral binacional la revisión de una resolución antidumping o antisubsidios dictada por la autoridad nacional. De acuerdo con Oscar Cruz Barney, especialista en prácticas desleales de comercio e investigador del Instituto de Investigaciones Jurídicas de la UNAM, “con la eliminación del capítulo (Estados Unidos) se evitaría que un panel binacional de naturaleza arbitral revise las resoluciones dictadas por su autoridad investigadora nacional en materia de dumping o subsidios”. Es decir, no quiere que nadie externo cuestione sus prácticas.

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