El presupuesto 2024 de 7.3 billones de pesos bajará las partidas a salud, turismo, medio ambiente y PEMEX mientras que educación prácticamente no cambia.
Lo más grave es que no asignan ni un peso en apoyo al fomento del Pequeño Comercio, al consumo local, ni a garantizar el consumo de la canasta básica en la población vulnerable.
La Alianza Nacional de Pequeños Comerciantes (ANPEC) considera oportuno hacer un corte de cómo va el balance entre la capacidad de gasto y la necesidad de consumo. En los últimos meses, los mexicanos han enfrentado momentos de alto consumo que, para todo fin práctico, les ha estresado y presionado el bolsillo. Echando la mirada atrás, veremos que las graduaciones escolares, aunadas al periodo vacacional, fueron la primera llamada de esta onda consumista que llevó al límite al poder adquisitivo, derrotándolo.
“Los gastos de graduación de educación básica y superior no fueron asunto menor. El promedio osciló entre los 5 mil y 12 mil pesos. Tener a los hijos en casa durante el periodo vacacional, enmarcado con el golpe de calor que se ha resentido, representó un sobregasto en el hogar en materia de alimentación, energía y esparcimiento en el afán de mantenerse hidratado y en movimiento. Por ello, el promedio de gasto veraniego llegó a rondar de los 5 mil a 15 mil pesos”, explicó Cuauhtémoc Rivera, presidente de ANPEC.
Acto seguido, como tromba se dejaron venir los gastos por regreso a clases: 65% de personas tuvieron que recurrir a un préstamo para enfrentarlos y 90% de las familias mexicanas se sintieron rebasadas por los mismos. Si bien 71% de las personas estaban preparadas, el dinero que tenían no fue suficiente. Apenas el 8% de las familias logró cubrirlos con sus ahorros. El 50% de los padres y madres de familia gastaron más de 4 mil pesos en este regreso a clases 2023, lo que representó hasta un 50% o más de sus ingresos mensuales. Uno de cada tres estudiantes que cambiaron de escuela lo hicieron por razones financieras.
En tanto, el presupuesto del 2024 de 7.3 billones de pesos bajará el monto de las partidas a salud -55.8% (96,990 millones de pesos); a PEMEX -35.4% (456,021 millones de pesos); a turismo -24.4% (1,974 millones de pesos); a SEMARNART -11.4% (70,246 millones de pesos) y a educación virtualmente lo deja igual +1% (425,755.5 millones de pesos). En cambio, sube la de SEDENA +131.8% (259, 433 millones de pesos); energía +273.2% (193,179 millones de pesos); INE +78.2% (37,770 millones de pesos); INEGI +37.7% (14,254 millones de pesos) y SEGOB +31.8% (10,869 millones de pesos). Lo más grave de esto es que no se asigna ni un peso partido por la mitad en apoyo al fomento del Pequeño Comercio y el consumo local, ni a garantizar el consumo de la canasta básica en la población vulnerable.
“Este es el escenario de la economía popular en el país. La inflación en materia de alimentos y el costo de los servicios básicos de transporte, salud e higiene configuran una condición de presión, que no de depresión, en la vida cotidiana de la ciudadanía. En México, los alimentos observan una escalada inflacionaria de no menos del 8% en tanto que la inflación general se posiciona en 4%; sin embargo, la amenaza inflacionaria sigue ahí, latente, azuzando la economía y jaqueando la estabilidad familiar”, concluyó Rivera.
La prospectiva que se tiene para el cierre de año la acaba de confirmar con todas sus letras el Banco de México al pronosticar una tendencia al alza en materia inflacionaria y colocar un umbral de estabilidad hasta el año 2025. Por todo lo vivido y lo que estamos por vivir al cierre de año, con la vorágine consumista del maratón Guadalupe-Reyes-Candelaria, nos resta señalar que el balance del 2023 es NÚMEROS ROJOS, SALDO NEGATIVO.
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