México y EE.UU. comparten una larga historia de comercio y relaciones diplomáticas, pero en los últimos años, la cantidad de productos que se transportan entre ambos países ha aumentado exponencialmente. El comercio entre México y EE.UU. alcanzó los 779.3 millones de dólares en 2022, lo que los convierte en uno de los mayores socios comerciales del mundo.
Aunque son muchos los sectores que mueven mercancía entre estos países, algunos han cobrado mayor importancia a la hora de agilizar las operaciones de nearshoring para las empresas estadounidenses que desean diversificar sus cadenas de suministro. Los componentes para automóviles y los componentes electrónicos son algunos de los productos que mayor volumen mueven de un lado a otro de la frontera; otros sectores clave son los suministros médicos, la industria agrícola y la maquinaria. En los últimos años, el auge del comercio electrónico también ha aumentado la necesidad de intercambio transfronterizo entre México y EE.UU., y muchas empresas estadounidenses aprovechan los bajos costos de mano de obra en México para competir con los grandes retailers a nivel mundial.
Panorama del comercio entre EE.UU. y México
México es el país hispanohablante más grande del mundo. Su economía, de 1,290 millones de dólares, es la segunda mayor de América Latina, y mantiene profundos lazos comerciales y de inversión con EE.UU. El país norteamericano es el mayor mercado de exportación de México y acapara la considerable cifra del 55% del total de sus exportaciones, que ha ido creciendo a lo largo de los años. En 2017, sumó aproximadamente 614,000 millones de dólares en productos comercializados entre ambos países, mientras que en 2022 se registró un total de 779,300 millones de dólares. Las principales exportaciones de productos estadounidenses incluyen productos electrónicos, vehículos, combustibles, minerales, plásticos y maquinaria. Mientras que México fue el segundo destino de las exportaciones agrícolas estadounidenses en 2021, importando 18.3 mil millones de dólares en productos agrícolas estadounidenses, incluyendo maíz, frijol, lácteos, cerdo y carne de ave. Esto supone una gran oportunidad de crecimiento para las empresas en ambos lados de la frontera.
Cada estado de EE.UU. tiene una intrincada relación transnacional con sus homólogos mexicanos, particularmente con los del norte de México. Estos estados fronterizos naturalmente tienen la ventaja de que los bienes de otros estados podrían tener que fluir a través de ellos para llegar a los EE.UU.
El estado de Chihuahua, por ejemplo, exportó más de 70 mil millones de dólares en bienes el año pasado, con un enfoque especial en computadoras y electrónica. Por su parte, el equipo de transporte domina en las exportaciones de estados como Coahuila, Nuevo León y Tamaulipas.
Por lo tanto, el comercio a través del río Bravo es evidentemente tan importante para la economía de México como lo es para la de EE.UU., si no más. Desde hace décadas, la relación comercial bilateral ha sido responsable de millones de empleos en el centro y norte de México, especialmente desde el Programa de Industrialización Fronteriza de 1965 y el surgimiento de fábricas libres de aranceles conocidas como maquiladoras.
De hecho, una integración tan estrecha con EE.UU. bien puede haber llevado a México a evitar el camino de muchos de sus homólogos de América del Sur, que han luchado por industrializarse y dejar atrás la agricultura y las industrias extractivas primarias como motores económicos.
Hoy en día, la manufactura juega un papel importante en la economía mexicana junto con el comercio de bienes y servicios de alto valor. Y es probable que esto persista, dado que más de la mitad de los asombrosos 36 mil millones de dólares invertidos en México el año pasado se destinaron a la manufactura, liderada, por supuesto, por la industria automotriz.
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