Economía circular redefine los negocios

En el mundo actual, donde la degradación ambiental y el agotamiento de los recursos continúan planteando desafíos importantes, el concepto de economía circular ha surgido como un faro de esperanza, destacando su potencial para fomentar la administración ambiental, el crecimiento económico y el bienestar social.

Con un enfoque innovador que transforma el actual modelo tradicional de producción, consumo y desecho, la economía circular redefine los negocios hacia sistemas más naturales que fomentan la colaboración entre las cadenas de valor. Al adoptar estos principios, las empresas no solo minimizan sus impactos ambientales, también crean nuevas oportunidades económicas.

Entender la economía circular

La economía circular es un enfoque económico holístico que enfatiza la necesidad de eliminar los desechos, mantener los productos y materiales en uso durante el mayor tiempo posible y regenerar los sistemas naturales. Con base en estos principios, se trabaja en un diseño y gestión responsable de los productos y materiales a lo largo de su ciclo de vida.

Esto se vuelve más atractivo si consideramos los datos de la Fundación Ellen MacArthur, que mencionan que el modelo económico sostenible puede generar 100 millones de puestos de trabajo para 2030; ahorrar $1 billón en costos de recursos para 2030 y reducir las emisiones de gases de efecto invernadero en un 45% para 2030.

Entonces, ¿qué se necesita para transformar nuestros actuales sistemas económicos hacia modelos más sostenibles? La economía circular nos brinda las herramientas para abordar juntos el cambio climático y la pérdida de biodiversidad, al tiempo que aborda importantes necesidades sociales, básicamente a través de tres principios que se detallan a continuación.

Principios de la economía circular

  1. Eliminar los residuos y la contaminación

Actualmente, nuestra economía funciona en un sistema de tomar-hacer-desperdiciar. Tomamos materias primas de la Tierra, fabricamos productos a partir de ellas y, finalmente, las desechamos como basura. Gran parte de estos desechos terminan en vertederos o incineradores y se pierden. Este sistema no puede funcionar a largo plazo porque los recursos de nuestro planeta son finitos.

La opción es comenzar por cambiar la mentalidad y tratar los desechos como un defecto de diseño. En una economía circular, una especificación para cualquier diseño es que los materiales vuelvan a entrar en la economía al final de su uso. Al hacer esto, convertimos el sistema lineal de tomar-hacer-desperdiciar en uno circular.

A medida que el concepto de la economía circular redefine los negocios, las empresas de todo el mundo han estado repensando la forma en que diseñan, fabrican y reciclan sus productos.

  1. Circulación de productos y materiales

El segundo principio de la economía circular es hacer circular los productos y materiales en su valor más alto. Esto implica mantener los materiales en uso, ya sea como productos o, cuando ya no se puedan utilizar, como componentes o materias primas. De esta manera, nada se convierte en desperdicio y se conserva el valor intrínseco de los productos y materiales.

Existen varias formas en las que los productos y materiales pueden mantenerse en circulación, y es útil pensar en dos ciclos fundamentales: el ciclo técnico y el ciclo biológico. En el ciclo técnico, los productos se reutilizan, reparan, remanufacturan y reciclan. En el ciclo biológico, los materiales biodegradables se devuelven a la tierra a través de procesos como el compostaje y la digestión anaeróbica.

Sin embargo, para que los productos circulen exitosamente en el ciclo biológico o técnico, es esencial que se hayan diseñado teniendo en cuenta su eventual circulación. Hay muchos productos en nuestra economía actual que no pueden circular en ninguno de los ciclos y terminan como desechos. Por ejemplo, existen productos que fusionan materiales técnicos y biológicos de tal manera que no podemos separarlos y hacerlos circular, como textiles que mezclan fibras naturales y plásticas.

Otros productos, como los recipientes de comida para llevar, pueden diseñarse de manera que sean compostables después de un solo uso, aumentando así las posibilidades de que los restos de comida que contienen regresen al suelo.

  1. De la extracción a la regeneración

El tercer principio de la economía circular es regenerar la naturaleza. Al pasar de una economía lineal de tomar, hacer y desechar a una economía circular, apoyamos los procesos naturales y dejamos más espacio para que la naturaleza prospere.

Esto implica que, en lugar de degradar continuamente la naturaleza, construimos capital natural. Empleamos prácticas agrícolas que permiten que la naturaleza reconstruya los suelos y aumente la biodiversidad, y devolvemos materiales biológicos a la tierra. Actualmente, la mayoría de estos materiales se pierden después de su uso, y la tierra utilizada para cultivarlos se queda sin nutrientes.

En la naturaleza no hay desperdicio. Cuando una hoja cae de un árbol, alimenta al bosque. Durante miles de millones de años, los sistemas naturales se han regenerado. Los residuos son un invento humano.

El lugar obvio para comenzar cuando se cambia a una economía que regenera la naturaleza es la industria alimentaria. La forma en que producimos alimentos hoy en día es un factor importante tanto en el cambio climático como en la pérdida de biodiversidad. Las prácticas agrícolas regenerativas pueden reducir significativamente las emisiones de gases de efecto invernadero en la producción de alimentos al disminuir la dependencia de insumos sintéticos y al construir suelos saludables que absorben carbono en lugar de liberarlo.

Desafíos en la economía circular

Sin embargo, a pesar de que la economía circular redefine los negocios, su implementación generalizada enfrenta ciertos desafíos. La colaboración entre las partes interesadas, el respaldo político, los avances tecnológicos y los cambios en el comportamiento del consumidor son elementos clave para lograr una transición exitosa.

Además, existen barreras como los modelos comerciales lineales arraigados, la falta de conciencia y las cadenas de suministro fragmentadas que plantean obstáculos que deben ser abordados mediante esfuerzos proactivos.

Para aprovechar plenamente el potencial de esta economía, se requieren esfuerzos conjuntos de todas las partes interesadas. Los gobiernos deben desarrollar políticas de apoyo y marcos regulatorios, las empresas deben integrar la circularidad en sus estrategias y operaciones, y los consumidores deben adoptar hábitos de consumo sostenibles.

Al trabajar en colaboración, es posible crear un futuro en el que se minimicen los residuos, se conserven los recursos y el crecimiento económico se desvincule de la degradación ambiental. La economía circular representa un paradigma transformador que ofrece una alternativa convincente a nuestros actuales patrones de consumo y producción insostenibles.

Al adoptar estos principios, podemos allanar el camino hacia un futuro más próspero, resistente y sostenible. Abrazar la economía circular nos permitirá emprender un viaje hacia un mundo donde los residuos se conviertan en algo del pasado y los recursos se valoren, conserven y regeneren.

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