Certificaciones de calidad, ventaja competitiva para proveedores nacionales 

¿Qué viene después del anuncio de la inversión de Tesla en México, del boom de noticias sobre nearshoring y de la instalación de los proveedores internacionales en territorio nacional? ¡La competencia! 

Si bien se ha discutido el gran impulso que tendrá para la economía mexicana el recibir inversiones de las principales empresas automotrices, todavía hace falta analizar el panorama que enfrentarán los proveedores de la cadena de suministro, ya que uno de los desafíos más importantes será cumplir con los requerimientos de calidad en las autopartes e insumos, así como la gestión de la producción y el compromiso con los estándares locales e internacionales a los que se apegarán las nuevas empresas. Este proceso es la puerta a que empresas mexicanas se sumen a participar en la cadena de valor y la llave es la calidad y la certificación. 

Esto resulta extremadamente relevante para todo tipo de proveedores mexicanos, e incluso algunos internacionales, que todavía no cuentan con las certificaciones básicas de calidad sobre su Sistema de Gestión y que podría provocar que se queden fuera de este gran juego entre ellos el automotriz, ya que no sólo se trata de la armadora Tesla instalándose en Nuevo León, sino también de las expansiones de Toyota, BMW, Volkswagen, General Motors, entre otras. 

Tan solo en las últimas semanas se ha informado que al menos 50 empresas provenientes de Taiwán, China, Corea del Sur y Japón están evaluando invertir en la construcción de fábricas, plantas y líneas de producción en los estados del norte del país, lo que conllevaría una probable competencia con la industria mexicana por la producción de muebles, pisos, maquinaria de construcción, equipamiento, aire acondicionado y controles, entre otros. 

Lo anterior no significa que los productos y/o servicios de las empresas mexicanas sean deficientes, sino todo lo contrario; tienen la calidad para formar parte de la cadena de valor de las armadoras y convertirse en punta de lanza para la industria automotriz. De acuerdo con la Industria Nacional de Autopartes (INA), tan solo en 2022 la producción anual de autopartes tuvo un crecimiento de 12.37% respecto a 2021, lo que representa una ganancia de más de 106 millones de dólares, considerando la producción de vehículos ligeros y pesados; esto demuestra el potencial de mercado que hay a nivel nacional. 

Sin embargo, para que esta producción alcance niveles superiores gracias a la inversión de las nuevos proveedores y armadoras en México, es fundamental que los proveedores cumplan obligatoriamente con la norma IATF 16949, la cual establece los requisitos de los procesos de gestión de la calidad y está basada en la norma ISO 9001, sin olvidar los nuevos esquemas de certificación verde basados en ESG entre otros. 

Los proveedores deben tomar en consideración que el proceso para obtener este tipo de certificaciones puede tardar hasta mas de un año, por lo que, si se está pensando que entre 2023 y 2024 se lleve a cabo la evaluación y designación de proveedores para cualquier tipo de industria pero específicamente para las nuevas armadoras, es apremiante que comiencen a analizar sus condiciones ante esta normativa, así como con otras en términos ambientales como la ISO 14001 y de salud y seguridad con la ISO 45001. Podríamos establecer que estas tres certificaciones conforman la escalera hacia la calidad, las cuales deben cumplirse para ser proveedores de una armadora automotriz. 

Esto es de suma importancia, ya que las compañías automotrices y asociadas a esta actividad, tienen la responsabilidad de verificar que los proveedores cuenten con esas certificaciones; pues al tenerlas demuestran su compromiso con la mejora continua al prevenir errores, partes defectuosas o desechos en sus procesos de producción, así como con la seguridad laboral y ambiental, con el objetivo de sumarse para fortalecer la cadena de valor a través de la calidad y seguridad. 

Un ejemplo claro del impacto que puede tener la certificación IATF en los proveedores de autopartes es la participación que obtendrán en el mercado; esto ya que de acuerdo con la AMDA y la INA se prevé que la producción de autopartes crecerá un 7% entre 2023 y 2024, lo que también estará apoyado por la llegada de 15 mil millones de dólares de inversión en los siguientes cinco años, los cuales se destinarán mayoritariamente a la producción de componentes como baterías y otras partes de autos eléctricos. 

No obstante, esto solo será posible si la cadena de suministro cuenta con proveedores de calidad tanto nacionales como internacionales que cumplan con los estándares y certificaciones necesarias. Esto se demuestra en que actualmente, dos de cada 10 de los componentes de por lo menos un modelo de Tesla ya son producidos en México y existen más de 100 proveedores de la armadora. 

Otro reto a considerar por los proveedores es que las armadoras están apostando cada vez más por la producción de los vehículos eléctricos, lo cual pondrá a México como potencia en este tipo de autos no sólo en Norteamérica, sino a nivel mundial. 

Esto debido a que se estima que las automotrices invertirán nueve mil 900 millones de dólares en los próximos cinco años para producir autos y motocicletas eléctricas, ¿qué proveedor no quisiera ser parte de ese momento histórico? Por ello, cobra importancia que se acerquen a un Organismo Certificador para identificar qué normativas están cumpliendo y cuáles les faltarían para no quedarse fuera. 

Asimismo, otro aspecto a considerar por las empresas proveedoras en México es la profesionalización de los empleados para competir con los expertos internacionales y que se aproveche al máximo el talento nacional. En las últimas semanas también se dio a conocer que Tesla abrió vacantes para técnicos, ingenieros y diversas posiciones para su “gigafábrica”, sin embargo, es fundamental que compañías de proveeduría también tomen el liderazgo en contratar, capacitar y preparar a colaboradores que marcarán la diferencia en la carrera por pertenecer a la cadena de valor. 

Si bien no se trata sólo de capacitar en términos de tecnología e innovación, también es esencial considerar entrenamiento en calidad, sistemas de gestión, seguridad en las operaciones, en normativas nacionales e internacionales; ya que de esos colaboradores puede depender ser elegido o quedar fuera del boom automotriz de la próxima década. 

Es así como el escenario que vivirán los proveedores es mejor afrontarlo con análisis y visión estratégica para evaluar sus condiciones actuales en términos de Sistema de Gestión, profesionalización, calidad y propuesta de valor. Se trata de prepararse y ocuparse ante el inminente auge económico y tecnológico para formar parte de esa ola. 

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