La vendimia de este año se ha caracterizado por un calor extremo y una sequía récord que ha acelerado la maduración en los viñedos de todo el mundo, indicó Luigi Moio presidente de la Organización Internacional de la Viña y el Vino (OIV).
Refirió que un informe publicado recientemente por el Observatorio Global de Sequías indicó que, casi dos tercios del territorio europeo estuvieron en estado de sequía o de alerta debido a las olas de calor y a la escasez de lluvias.
“Ésta ha sido la peor sequía de los últimos 500 años y Europa no ha sido la única región afectada, desde el este de África hasta California han registrado temperaturas extremas este año, se trata, evidentemente, de un nuevo recordatorio de la fuerza e impacto del cambio climático para dar un vuelco al mundo de la vid y el vino”, expresó.
El experto planteó que el cambio climático es uno de los retos más relevantes para el sector vitivinícola.
“Las anomalías meteorológicas se están convirtiendo en la nueva normalidad, y probablemente deberíamos reconocer su regularidad en lugar de tratarlas como emergencias, la resiliencia y la capacidad de adaptación del sector de la vid y el vino es, por tanto, la clave de su propio futuro”, indicó.
Adopción de prácticas sostenibles
El presidente de la OIV consideró que los responsables políticos de todo el mundo deben desarrollar una visión a largo plazo sobre estas cuestiones e intentar mejorar y fomentar la adopción de prácticas sostenibles para el cultivo de la vid y la elaboración del vino.
“Estamos entrando en una nueva era en la que es necesario desplegar un nuevo modelo económico que ponga menos énfasis en el crecimiento y más atención a la gestión del equilibrio, esto implica un cambio de paradigma, donde el objetivo final debe ser la conservación del planeta y sus suelos”, apuntó.
En ese sentido, puntualizó que las estrategias que se desarrollen para adaptarse a los impactos ambientales, económicos y sociales del cambio climático darán forma al futuro del sector, y aunque el cambio climático sigue siendo el principal reto global al que se enfrentan los productores a largo plazo, hay otros retos.
“No hay que olvidar que el sector del vino se ha visto afectado, en menos de tres años, por tres otros grandes fenómenos: primero por la crisis sanitaria del Covid-19; después, por la crisis de la cadena de suministro global y; finalmente, por una guerra que está generando una fuerte crisis energética con la consiguiente alta presión inflacionaria”, mencionó.
Luigi Moio comentó que los responsables políticos deben ayudar al sector vitivinícola a navegar en este turbulento periodo en el que, por un lado, el sector se enfrenta a fuertes subidas de costes, desde la factura de la electricidad hasta los precios de las botellas y las etiquetas, y, por otro, a unas perspectivas muy preocupantes para la economía mundial, que podría entrar pronto en un periodo de recesión económica y que inevitablemente repercutirá en los mercados y en el poder adquisitivo de los consumidores.
“Creo que a estas alturas hay que ir más allá del concepto de medidas de emergencia y replantearse nuevos modelos organizativos, de gobernanza y de negocio, la perturbación causada por esta cadena de acontecimientos negativos puede y debe verse como una oportunidad para que el sector defina, pruebe y ensaye modelos operativos alternativos y rediseñe nuevas formas de avanzar”, expresó.
En ese contexto, señaló que la actual transición digital del sector está ofreciendo herramientas eficaces para salir adelante.
“Hoy en día operar con un modelo de negocio híbrido es definitivamente una estrategia valiosa. Estoy firmemente convencido de que éste es el camino a seguir y de que muchos de los retos a los que nos enfrentamos hoy en día pueden mitigarse con la adopción de soluciones digitales”, planteó.
Asimismo, dijo que otra poderosa herramienta en la que el sector puede apoyarse en estos tiempos de crisis, y cuyo impacto suele subestimarse, es el Enoturismo.
“Si se gestiona bien, el enoturismo puede considerarse también un ejemplo muy valioso de turismo sostenible, que prioriza los circuitos cortos; así como un fenómeno innegable de la recuperación económica”, apuntó.
Finalmente, resaltó que el vino se ha convertido en un componente clave para experimentar la cultura y el estilo de vida de muchos destinos y en una creciente motivación para viajar; esto crea una oportunidad para introducir a los visitantes directamente en la cultura del sector y para educarlos en la mejor manera de apreciar el vino de forma moderada y responsable.
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